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Viesca: Pueblo Mágico

Salvador Hernández Vélez 

El pasado Viernes Santo, hace una semana, se llevó a cabo en el Pueblo Mágico de Viesca, la Procesión del Silencio. A dicho acontecimiento asistieron más de diez mil testigos de este importante acto religioso. El recorrido empezó en la Iglesia de Santo Santiago Apóstol y recorrió una parte del pueblo. Peregrinaron por la calle denominada “La Orilla de Agua”. Cuando había manantiales, todavía en la época de los años cincuenta del Siglo XX, la acequia que va por esa calle, antes era más ancha y profunda, empezaba en el manantial de Juan Guerra, con un gasto de unos 400 litros por segundo aproximadamente. Regaba los cultivos de traspatio que había en cada casa y los predios agrícolas. Se cultivaba chiles, tomates, cebollas y ajos, entre otros productos. El agua rodada recorría todo el pueblo. Llegaba hasta las inmediaciones de la entonces fábrica de sal: Sulfatos de Viesca. Esta empresa también se cerró porque se agotaron los manantiales. Se requería agua para el proceso de separar la sal que se sacaba de los pozos salineros.   

La Procesión del Silencio se suma a las festividades religiosas de Viesca, como lo son la Danza de los caballitos –dicha danza no es de matachines, es de caballitos, moros contra cristianos– el 25 de julio, se celebra el aniversario del Santo del Pueblo: Santiago Apóstol, el que derrotó a los moros; las festividades de San Isidro Labrador el 15 de mayo; la celebración de la Santa Cruz –el pueblo ahora cuenta en la entrada con una gran Cruz–; también se conmemora el Día del Ausente, el sábado anterior al 25 de julio, a esta reunión asistimos muchos viesquenses que vivimos fuera, que salimos de nuestro pueblo hace muchos años, pero que Viesca nunca ha salido de nuestro corazón. 

Hoy Viesca se ha transformado por el impulso del gobernador Rubén Moreira. Se amplió y modificó la Plaza de Armas, se empedraron las calles, las casas alrededor de la plaza se remodelaron conservando el perfil de Pueblo Mágico. Hay dos pequeños hoteles, se organizaron las Cocineras Tradicionales de Viesca y ofrecieron sus deliciosos platillos y postres, que se les acabaron; se abrieron nuevos restaurantes y las dos cantinas se abarrotan de gente. En la clausura de la Procesión se presentó la Camerata de Coahuila que impresionó a mis paisanos. La Plaza se abarrotó. 

Se llevó a cabo el tradicional Viacrucis, también muy concurrido. En la Procesión me encontré mucha gente de Torreón que hacía años que no veía. Por ejemplo, saludé a mi profesor de la materia de Térmica, en el Tec Laguna, al doctor Victoriano Gutiérrez Domínguez, iba acompañado de su familia. También coincidí con empresarios que por primera vez visitaban mi pueblo. Uno de ellos me comentó que se había trasladado de Parras a Viesca por la carretera que se construyó en esta administración estatal y que une a estos dos pueblos mágicos. Tan solo hay que recorrer 70 kilómetros, se pasa a un lado del vaso de La Laguna de Mayrán donde desemboca el Río Aguanaval, que desde los años setenta está seco. Si se continua de Parras hacia el oriente se llega directo a General Cepeda y de ahí a Saltillo, por Derramadero, por atrás de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro. Esta conexión permite unir estos maravillosos pueblos coahuilenses. El licenciado Marcelino Carrillo Lucero, el Jueves Santo, hizo ese recorrido acompañado de tres amigos. Les encantó. Presumió que se pasearon en una calandria en Parras. El turismo orientado a los pueblos mágicos sin duda desarrolla las economía en estos lugares que quedaron apartados. Antes estas comunidades estuvieron conectadas por el ferrocarril.       

En la noche de Jueves Santo, mi amigo Alejandro Robledo se quedó parado en las Dunas de Bilbao, el jeep en que se trasladaba se averió de la caja de velocidades. Las Dunas es otro lugar que es muy visitado, es una muestra de un verdadero desierto. Es una verdadera belleza. En las noches, además de contemplar este pedazo de desierto, se puede observar un hermoso cielo estrellado. De aquí de las dunas son cerca de 25 kilómetros por carretera para llegar a la vieja Hacienda de Hornos, una de las dos haciendas laguneras, junto con su capilla que data del Siglo XVII, remodelada por el Gobierno del estado y su patronato. Para bien de los habitantes de esta región, que en el reparto no recibió derechos de agua del Nazas, ahora se consolida como un atractivo turístico.

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