Por Julián Parra Ibarra.
Desde hace tiempo he venido comentando en distintos momentos y espacios, que al Instituto Federal Electoral los legisladores mexicanos le han otorgado metapoderes, al grado tal que uno de estos días si usted se pasa una luz roja del semáforo, conduce sin el cinturón de seguridad o lo hace mientras habla por su celular, quien lo detenga ya no sea un agente de vialidad, sino un consejero del IFE.
En México -el país de los absurdos- “por la Ley Electoral” los candidatos a cualquier puesto de elección popular, durante el periodo de Intercampañas no pueden conceder entrevistas, realizar proselitismo en ninguna de sus formas, ni aparecer en actos públicos.
A partir de que inician las campañas, ni el Presidente, ni los Gobernadores, alcaldes, diputados federales o locales, senadores ni ningún servidor público pueden aparecer públicamente para promover programas, acciones o actividades de sus gobiernos, indistintamente del nivel al que corresponda.
Es absurdo por ejemplo, que como consecuencia de la ‘Ley Mordaza’, perdón la ‘Ley Electoral’, se haya tenido que suspender un concierto de Paul McCartney en Yucatán, ya que éste era promovido por el Gobierno de Yucatán, y por tanto el evento ‘amenazaba con romper la equidad de la contienda’ en aquella entidad.
En Torreón por el mismo motivo, el Municipio no ha podido realizar el sorteo de cinco taxis ofrecidos a los ciudadanos cumplidos con el pago de su impuesto predial durante el primer trimestre del año, a pesar de que la programación de la fecha del sorteo y el permiso otorgado por Gobernación, se establecieron desde finales de noviembre pasado.
A nivel federal, el IFE consideró que el presidente Felipe Calderón había violentado la Ley, por el hecho de haber enviado, igualmente, cartas a contribuyentes cumplidos en la que les agradecía su pago oportuno ya que con ello se podrían realizar más obras.
Luego de un fuerte debate al interior del Consejo General, se determinó con siete votos a favor y dos en contra, que se diera seguimiento al –lea usted el nombre tan rimbombante- ‘proyecto que declara fundado establecer un procedimiento especial sancionador’, en contra de Felipe Calderón.
Sin embargo, como al titular del Ejecutivo no es sujeto de multas, se procedió a hacerle una ‘amonestación pública’. O sea, demasiado ruido y muy pocas las nueces. Al abanderado de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, también se le ‘castigó’ con una ‘amonestación pública’, por haber dado a conocer el decálogo de su gobierno, momentos después del día del registro de su candidatura ante el IFE.
Antes, en el tan famoso y llevado tema de los calzones del boxeador Juan Manuel Márquez, igualmente después de cuatro horas de debate, los consejeros consideraron que el púgil había violado flagrantemente las leyes mexicanas, por haber aparecido en la televisión en su más reciente –que no la última- pelea contra Manny Pacquiao, con un logotipo del PRI en sus calzoncillos, justo la noche previa a las elecciones en Michoacán ¡Aunque la pelea se haya llevado a cabo en Las Vegas, Nevada!
En primera instancia se le decretó un ‘extrañamiento público’ que hasta la fecha no sé qué significa: si todos los consejeros le van a dejar de hablar mientras dure el proceso electoral, si le van a sacar la lengua delante del mismo número de personas que le vieron los calzones aquella noche, o si para que se le quite lo ‘inequitativo’ los mexicanos por la ‘Ley electoral’ debemos apoyar a Pacquiao en su siguiente pelea que dicen que va a ser en el estadio Azteca, o de plano todos los mexicanos ‘por ley’ le aplicaremos la ‘Ley del hielo’.
Los medios de comunicación durante el proceso electoral trabajamos todo el tiempo con la guillotina pendiendo sobre nuestras cabezas. En el intercampañas para no publicar o transmitir ninguna información o entrevista que pueda ser interpretada por el IFE no como mera información, sino como una operación de compra-venta de tiempos, con funcionarios de cualquier nivel o con quienes ocupan puestos de elección popular o simplemente sean funcionarios de partidos.
Que yo recuerde, ninguna democracia, en ninguna parte del mundo, se construye sobre prohibiciones. La democracia real se construye sobre libertades, principalmente la de expresión pero en México es todo lo contrario.
Al paso que vamos -y ya no me parece broma-, va a llegar el día en el que los consejeros del IFE decreten durante determinados periodos del proceso electoral, prisión domiciliaria para candidatos, funcionarios, periodistas y hasta ciudadanos.Sin libertad para hablar siquiera por teléfono o comunicarse con nadie a través de las redes sociales.
Este es el ‘frankenstein’ que han ido construyendo los legisladores en México, y del que luego se quejan. Es decir, primero crean al ‘coco’ y luego se asustan con él. Esos metapoderes no los adquirió el IFE en el mercado ni se les hizo llegar por osmosis, no, los tienen porque así lo determinaron nuestros diputados.
Por recordar
Sólo por recordarlo, la semana pasada en este mismo espacio comenté con ustedes que en su lucha desesperada por acortar distancias con Enrique Peña Nieto, la autollamada ‘Jefa’, Josefina Vázquez Mota, con quien las estaba acortando era con Andrés Manuel López Obrador con quien en ese momento –escribí-, ya estaba en un virtual empate técnico.
Dije que al paso que iban las cosas, no habría que dudarlo que al 1 de julio la panista terminara en la tercera posición lo que sería una verdadera tragedia para el panismo, similar a la que sufrió el priismo, sólo que éstos en un lapso de 12 años: pasar de ser Gobierno, hasta el tercer lugar.
Pues según la encuesta de seguimiento diario aplicada por GEA/ISA y publicada por el Grupo Milenio, ese escenario llegó más temprano que tarde: En la medición del jueves y publicada en sus diarios en la edición del viernes, el comportamiento de las preferencias reales fueron las siguientes: 51 por ciento para Peña Nieto, 25 para López Obrador, 23 para Vázquez Mota, y 1.3 para Gabriel Quadri.
Es cierto que todavía falta un buen tramo por recorrer, pero esta es la primera vez que se presenta este escenario.
A LA BÁSCULA.