Por considerarlas positivas y con sustento legal para su aplicación con el fin de regular el graffiti y motivar su práctica como arte urbano y delincuencial a nivel metropolitano, los regidores de ciudad Lerdo, aceptaron adecuarse a las modificaciones al reglamento que lo sanciona, que igual que Torreón presentarán en sesión de cabildo para homologarlo a nivel metropolitano en La Laguna.
La síndica de mayoría y presidenta de la comisión de Prevención Social de la violencia, Cristina Gómez Rivas, afirmó que se afianza su interpretación y aplicación jurídica dentro de la competencia municipal en la que se deja abierta la referencia del ente ejecutor, que en el caso de Torreón es el Tribunal de Justicia Municipal y Administrativa, mientras que en los demás municipios metropolitanos son jueces o juzgados municipales.
El reglamento de regulación ya pasó por la aprobación de comisiones, incluida la de gobernación, sin embargo la recomendación de los alcaldes ha sido cuidar al máximo los detalles que le den certidumbre al momento de uniformarlos como ha sido el compromiso, de ahí su afinación en las observaciones generadas en la revisión a que han sido sujetos.
Se fortalece además la coincidencia reglamentaria tomando de base las voces ciudadanas y de representantes sociales previamente convocados a foros y reuniones de información y recepción de propuestas, respecto a que más allá de que sea un reglamento de castigo sea regulador y motivador del arte urbano.
Establece en el mismo ordenamiento para que la propia autoridad les facilite espacios a quienes tienen grandes dotes para pintar y prevé, que el uso de muros con el permiso de particulares también queda sujeto a orden. Además, multas económicas contra quienes incurren en ese tipo de prácticas negativas afectando los bienes inmuebles de particulares, incluido el público, y que en caso de no tener para pagar la sanción, son mantenidos en una celda por 36 horas.
Tratándose de menores de edad, el reglamento es claro en cuanto a que los tutores serán obligados a reparar el daño limpiando hasta diez veces el lugar afectado, independientemente de la obligación de llevarlos a terapias psicológicas que aclaren su actitud contraria a las buenas costumbres. La medida busca influir en que también los padres asuman una actitud de mayor control sobre sus hijos.