Julián Parra Ibarra
A retomar el camino
Después de haber vivido el duelo por la irreparable pérdida de su padre, la senadora con licencia, Leticia Herrera Ale, debe empezar a prepararse para lo que políticamente viene, más allá de la campaña para la alcaldía de Gómez Palacio la cual a decir verdad será de mero trámite, porque de antemano se da por descontada su victoria y asunción a la Presidencia Municipal por segunda ocasión -tal y como sucedió con don Carlos Herrera-.
En al menos los dos años más recientes, desde que Lety empezó a dar muestras de interesarse por la candidatura del PRI a la gubernatura de Durango, algunos la empezaron a ver como una seria amenaza para sus proyectos expansionistas, y le empezaron a llenar la piscina de tiburones, y hoy lo más seguro es que los volverán a azuzar e intentarán agitar las aguas y que ello se convierta en aquello de que ‘a río revuelto, ganancia de pescadores’.
El carácter de su padre
Sin embargo aunque lo intenten, ello no va a ser sencillo, porque Lety si algo heredó de su padre es precisamente el carácter, la fortaleza, la firmeza en la toma de decisiones, la honestidad y vocación por servir a su pueblo. Su trayectoria política –alcaldesa, diputada local, diputada federal y senadora de la República-, le ha dado unas tablas, un temple y un carácter que le permitirá enfrentar cualquier vicisitud que se presente.
Además, Lety no está sola. Si bien hubo gente en distintos momentos que se acercó a los Herrera en busca de un beneficio personal o de grupo, la gran mayoría de los laguneros del lado duranguense del Nazas, le demostró sobre todo en los momentos de gran dolor, la dimensión del cariño, el respeto, la lealtad y la cercanía con la familia Herrera.
No recuerdo un político hasta donde me alcanza la memoria, al que el pueblo, la gente auténtica, le brindara tales expresiones –además espontáneas- de cariño y de respeto que, con todo y el duelo que vive, debieron ser vitamina pura para aliviar al menos un poco el dolor de los integrantes de la familia Herrera.
A su alrededor
Hoy, quienes por lealtad estuvieron cerca de don Carlos y de la propia Lety, deberán formar un cerco para arropar, cobijar y caminar alrededor de ella en el camino político que tiene por delante, hasta lograr que su padre vea, así sea desde el cielo, el sueño que él tuvo de verla un día convertida en la primera gobernadora de Durango.
Toda esa gente que de manera natural y espontanea le mostró tanto cariño a la familia Herrera, debe formar la base sobre la que se edifique y se siga construyendo el proyecto político de Lety Herrera. Nadie, bajo ninguna circunstancia, se entenderá que la deje sola, y así, los tiburones que seguramente intentarán comérsela, no podrán hacerle daño. Ella con ese gran carácter y personalidad, arropada por su gente, llegará hasta donde sus sueños la guíen.
Un antes y un después
Lo que sí, me parece que La Laguna de Durango –y aun el propio estado- será uno antes y otro después de Carlos Herrera Araluce. Seguramente los diferentes grupos políticos del Estado buscarán generan una recomposición tratando cada cual de llevar agua a su molino.
Don Carlos, es de esos garbanzos de a libra que no se dan todos los días, un hombre de esos nace uno entre un millón –o varios millones-, que dejan huella, que son líderes naturales, de esos que la gente siga aunque el líder no lo pida, y ello significará que no tan fácil alguien llenará completamente sus zapatos.
En su propia casa
Quizá para encontrar una figura de una pieza, de cuerpo entero, no haya siquiera necesidad de salir a buscarla entre los diferentes grupos ni de la región ni del resto del estado.
Lo más seguro es que quien más se acerque a la figura, al liderazgo, al coraje, al temple, al carácter y al cariño, respeto y lealtad que se ganó de su pueblo, sea la propia Lety. No hay que ir muy lejos a buscar quien suceda a don Carlos en la política, ahí está, en su propia casa ¿No le parece?
@Julianparraiba