Julián Parra Ibarra
Buenas nuevas
Este jueves, el gobernador de Coahuila, Rubén Moreira Valdez, estará de visita en Torreón, y aunque no se han revelado mayores datos, ni montos, ni cifras ni datos, vendrá a anunciar –junto con el alcalde Miguel Ángel Riquelme Solís-, una nueva inversión para la Comarca Lagunera.
La cita será en la presidencia municipal de Torreón, y el anuncio ha despertado buenas expectativas de que se haya logrado concretar una nueva fuente de generación de empleos, de esos que tanta falta siguen haciendo en la Comarca Lagunera.
Guerra de saliva
Por cierto que en los días recientes se ha generado una guerra de saliva que uno espera que no pase de ser eso nadamás, para que no afecte en lo mínimo, la estrecha relación que históricamente ha existido entre dos estados hermanos como son Nuevo León y Coahuila.
Y todo surgió a partir de una supuestas declaraciones del mandatario coahuilteco que habría dicho que “ser bronco no resolvía ni madres”, y Jaime Rodríguez reviró el primer día de su mandato, que incluyó un llamado a los coahuilenses a ‘despertar’.
Quien entró al ‘quite’ fue el alcalde torreonense Miguel Ángel Riquelme Solís, quien respondió al ‘Bronco’ que primero despierte Nuevo León, y le hizo un llamado de prudencia, de respeto, de armonía y de coordinación, como debe ser la forma de trabajar de dos estados vecinos que tienen un enorme flujo diario de mercancías y personas.
Ojalá que esto termine aquí y no pase de ser una mera guerra de saliva. Coahuilenses y neoleoneses son dos pueblos que históricamente hemos estado hermanados, y ni por esos dichos ni por ningún motivo, podemos distanciarnos ¿No lo cree?
A ver cuánto
Por cierto, y son preguntas que están en el aire, a ver cuánto le dura a Jaime Rodríguez su actitud de Bronco en su luna de miel con los neoleoneses, que ahora sí como Gobernador, ya le van a empezar a exigir resultados y cumplimiento de las promesas hechas en campaña y con las que se supone que los conquistó.
Es inevitable comparar al Bronco con Fox. Ambos de aspecto ranchero, atrabancados, mal hablados, bravucones, de votas y vestimenta estilo vaquero. A los dos, los ciudadanos les aplaudieron y festejaron todas las ocurrencias que dijeron en campaña; la gente gozaba que retaran a la gente en el poder, que desafiaran a los gobernantes en turno, porque de alguna forma se sentían representados por esos personajes y que ellos expresaran el hartazgo en contra del partido en el poder.
No es lo mismo
A Fox le festejaron aquello de las víboras prietas y las tepocatas, de sacar al PRI de Los Pinoles, de decirle La Vestida al entonces candidato priista Francisco Labastida, sí, pero una vez en el poder ya no le aplaudieron sus ocurrencias, le empezaron a exigir resultados sobre las promesas incumplidas como aquello de que él arreglaba en 15 minutos el problema de los Zapatistas en Chiapas, y que terminó su sexenio y nunca arregló nada.
Con Jaime Rodríguez, no lo dude ni tantito, va a pasar exactamente lo mismo: ya terminó el tiempo de los chascarrillos, de las bravuconadas, de la confrontación con los partidos políticos; a partir de ya, muy pronto, la gente le va a empezar a pedir resultados y ya no les van a causar tanta risa todas sus gracejadas. No señor, usted es el gobernador del Estado y como tal tiene que actuar.
No es lo mismo ser candidato –y más desde la Oposición-, que ser Gobernador y de un estado tan importante como Nuevo León.
¿Podrá?
Jaime Rodríguez podrá seguir manteniéndose como ‘políticamente incorrecto’ -como lo prometió el día de su toma de posesión- cuando tenga que negociar con los partidos políticos en el Congreso local y federal, cuando tenga qué negociar con los integrantes del Gabinete, cuando más tarde o más temprano se tenga que ver las caras con los medios a los que tanto ha estado advirtiendo que no les va a dar un cinco para promover la imagen del Gobernador.
¿Podrá sostener durante seis años sin tener que negociar –y acordar, y conciliar-, con los grupos de poder y económicos de su entidad y nacionales? ¿Podrá mantenerse solo contra el mundo? Son preguntas nadamás ¿O se va a tener que hacer manso?
