La conferencia mañanera del Presidente Andrés Manuel López Obrador pretende determinar la agenda pública, fijar los temas de conversación en redes sociales y construir un relato cotidiano de la, llamada por él, Cuarta Transformación.
Como ejemplo, la semana pasada, en medio de una crisis de salud, economía y seguridad pública, un reportero de los asistentes a “la mañanera” planteó un tema que seguramente no es una preocupación inmediata de la mayoría de los ciudadanos, pero que llevó un gran espacio en medios, y terminó volviéndose un tema a tratar.
Planteó el reportero: “Usted abrió anticipadamente la sucesión presidencial en marzo cuando dijo: ‘Estoy muy contento porque hay relevo, porque hay de la generación que sigue’. Y, le señaló al Presidente, a modo de pregunta, dicen, que usted tiene un ‘tapado’ o una ‘tapada’.
A lo que, como siempre cargado de referente históricos, López Obrador respondió: “Bueno, lo del ‘tapado’ es del porfiriato, él creó ese modo de actuar en política. El primer tapado que hubo fue su compadre Manuel González.
Porfirio Díaz es el creador del régimen autoritario, que se mantuvo hasta hace poco porque ni la Revolución pudo arrancar de raíz esas prácticas. Porfirio fue el que creó lo del ‘tapado’; Porfirio decidió que la Constitución se iba a respetar en la forma para violarse en el fondo; Porfirio fue el que estableció la regla de que el presidente ponía a los gobernadores, a los diputados federales; y los gobernadores ponían a los presidentes municipales y a los diputados locales.
Porfirio es el creador del régimen político, que cambia mucho con la Revolución, pero en la vertiente social, en lo político prácticamente se mantiene lo mismo. Decía don Daniel Cosío Villegas que ya no estaba don Porfirio, pero que se había quedado doña Porfiria.
Entonces él es el creador del ‘tapado’, porque llega con un golpe de Estado, echa de la Presidencia a Sebastián Lerdo de Tejada, lo manda al exilio, de donde ya no regresó Lerdo, lo trajeron cuando falleció. Un liberal de primera, un buen presidente, él fue el que inició la construcción del ferrocarril de la Ciudad de México a Veracruz, un hombre muy digno. Entonces, no quiso regresar, todos los demás se fueron al exilio y empezaron a regresar.
Bueno, hay un caso que es muy notorio. El que era secretario de Relaciones de Lerdo, Manuel Romero Rubio, regresa del exilio y al poco tiempo se casa Porfirio, que tenía 50 años, con la hija de Romero Rubio, Carmelita, que tenía 17, 18 años, y desde entonces Romero Rubio se convierte en secretario particular de Porfirio Díaz hasta que se muere Romero Rubio. Entonces, Lerdo no claudica, como tampoco claudicó Iglesias y otros liberales.
Entonces, Porfirio llegó en 1876 por una acción militar y derrocó a un gobierno legal y legítimo, y entonces llegó con la bandera de la no reelección y se quedó, ya sabemos, 34 años. Pero como estaba llegando a la Presidencia, no podía reelegirse, en ese entonces los periodos de gobierno eran de cuatro años, entonces tenía que buscar a una gente cercana a él, que le garantizara que iba Porfirio a seguir mandando, a un pelele, y entonces escogió a su compadre Manuel González.
Que, por cierto, no actuó del todo como pelele porque se le quería quedar, tuvo Porfirio que generarle un movimiento opositor para que aceptara el regreso de Porfirio. Lo acusaron a Manuel González -es el único caso que hay- de corrupción y lo querían meter a la cárcel, pero al final… En aquel entonces era el artículo 103 de la Constitución, ahora es el artículo 108, 109, 110 de la Constitución, que los presidentes tenían fuero y no podían ir a la cárcel más que por traición a la patria.
Entonces, ya cuando lo subordinó por completo, lo dominó por completo, Porfirio a su compadre, pues ya le quitaron el juicio de encima.
Y había muchos que pensaban que ellos podían y ahí surge lo del ‘tapado’. Nadie pensaba que iba a ser Manuel González y empezaron los telegramas al estilo, que después se volvió costumbre, que empezaron a decir, llegaban los telegramas acá en Tamaulipas: ‘Todos estamos con Manuel González, en Yucatán, apoyamos al manco’ y así por el estilo.
Ese es el ‘tapado’; acá no es, ya eso ya es historia.
¿Quiénes pueden sustituirme?
Bueno, pues primero hay que tomar en cuenta que va a ser el pueblo el que va a decidir.
Ahora, del flanco progresista, liberal, hay muchísimos, como Claudia, como Marcelo, como Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma, Tatiana Clouthier, Rocío Nahle, bueno, muchísimos, afortunadamente hay relevo generacional”. (lopezobrador.org.mx)
Para Carlos Salinas de Gortari, por citar al antípoda del actual mandatario, el mecanismo sucesorio mexicano de los tiempos del Partido Revolucionario Institucional, y sus ancestros, “tenía sentido principalmente en el marco de un sistema de partido casi único, en el cual la competencia política se daba en gran medida en el interior del propio partido; grupos, corrientes e incluso algunos aspectos sui generis de lo que podríamos llamar alternancia de equipos o grupos gobernantes se daban dentro del propio partido gobernante.
Esa fue la fórmula que encontraron nuestros antepasados al final de los años veinte y fue perfeccionada en las siguientes décadas para poner fin a dos taras de la política nacional: la tendencia a la perpetuación de los gobernantes en el poder y la apelación a la violencia para conquistar el poder.
Lo que se había demostrado era que desde la sucesión de 1928 – que marcó el inicio de esta fórmula que, de manera algo simplista pero ilustrativa, se ha llamado la facultad decisoria del Presidente en la selección del candidato – y más tarde, en la sucesión de 1940, en la que se dio uno de los desgarramientos más riesgosos para el propio partido, la responsabilidad del Presidente de la República era garantizar la cohesión interna y ejercer un liderazgo capaz de sobreponerse a los intereses particulares y de grupo, lo mismo que a caciques regionales y grupos de presión siempre en busca de decidir la sucesión conforme a sus intereses.” (La Herencia – Jorge G. Castañeda )
El Presidente, tan dado a recurrir a la historia como la gran fuente del conocimiento y gran referente en su toma de decisiones, nos irá dando señales de cuál será su estilo personal de designar al candidato o candidata del partido gobernante, instituto político que, hoy por hoy, siendo el más fuerte del país, es el que tiene más posibilidades de ganar la próxima elección federal.
José Vega Bautista
@Pepevegasicilia