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A LA BÁSCULA

De piedra ha de ser la cama

Julián Parra Ibarra

Hubo una serie de jóvenes gobernadores que en su momento recibieron elogios de Enrique Peña Nieto en su calidad entonces de candidato a la Presidencia de la República, y a los se refirió como los integrantes de una camada de nuevos políticos priistas que hacían las cosas diferentes.

En el programa Tercer Grado de Televisa, del 23 de mayo de 2012, dijo respecto de ‘Beto’ Borge, los Duartes, César de Chihuahua y Javier de Veracruz, que todos ellos formaban parte de una nueva generación, “y parte de este proceso de renovación”.

Cinco años después, dos de ellos están en prisión –el veracruzano Javier Duarte, y el quintanarroense Roberto Borge-, mientras que uno más –el chihuahuense César Duarte-, se encuentra prófugo de la justicia. Cada vez es más gruesa la lista de ex gobernadores que se encuentran bajo la lupa, acusados, investigados, procesados, condenados.

La mayoría de los que han ido terminando su mandato, sueñan con poder disfrutar sin sobresaltos las riquezas de las que se hicieron durante su mandato, pero esa paz y la tranquilidad que anhelaban cada vez en más casos se esfuma a las primeras de cambio. Uno de los que creía que todo iba a ser ‘’chiflar y zurcir’, es el duranguense Jorge Herrera Caldera, quien suponía que en su lugar dejaría a su hijo político –Esteban Villegas Villarreal- para que le cubriera las espaldas, como él lo había hecho seis años atrás con su antecesor Ismael Hernández Deras.

Acostumbrado a hacer las cosas con los pies, pero con la soberbia del poder por su investidura de Gobernador, no fue ni siquiera capaz de hacer las cosas bien para que su delfín –al que impuso contra el deseo y voluntad de los duranguenses que veían en la entonces senadora Leticia Herrera a su  candidata natural-, pudiera ganar la elección constitucional. Ahí, su castillo de naipes se empezó a derrumbar.

Una de las primeras acciones que Herrera Caldera habría emprendido fue buscar un encuentro con el actual gobernador, el panista José Aispuro Torres, para pedirle de favor que ni a él ni a su hermano Antonio –mejor conocido como el ‘Tony’-, los fuera a tocar dentro de los procesos de revisión de cuentas que el nuevo mandatario prometió en campaña, en la que siempre reiteró que en Durango “el que la hace, la paga”.

Al recibir una negativa ante la necesidad del juicio popular de llegar a los ‘peces gordos’, Herrera le habría ofrecido y puesto en charola de plata la cabeza de su primo Rafael Herrera Piedra. “Ahí está ‘Rafa’”, le habría dicho el entonces mandatario en funciones al gobernador electo. “¿Con él no hay problema?”.- “No, adelante”.

Nueve meses de la llegada del gobierno de la alternancia, el en otros tiempos poderosísimo Rafael Herrera Piedra, primo del ex gobernador y –junto con el ‘Tony-, artífices de todo lo que se movía al interior de la administración estatal, y por supuesto de muchos de los manejos irregulares e ilegales, fue aprehendido por la comisión de delitos graves en contra del Gobierno de Durango y en perjuicio directo de los duranguenses, ente ellos la asignación irregular de recursos por más de 24 millones de pesos a empresas de su familia.

De manera extraordinariamente sorprendente, las empresas de Herrera Piedra alcanzaron un éxito financiero impresionante. Una de ellas, por ejemplo, del área de medios impresos, le elaboraba un ‘panfleto’ mensual a los 39 municipios y que estos deberían pagar ‘voluntariamente a huevo’ mensualmente. Nadie ordenaba esas impresiones, eran a chaleco, y además las de Herrera Piedra sospechosamente eran de las poquísimas empresas a las que ningún municipio y el propio Estado les atrasaban uno solo de los pagos mensuales.

Para muchos, es una verdadera burla que la acusación sea por solamente 24 millones de pesos cuando a la vista de todos estaban los pingües negocios que realizó con el gobierno, cobijado por el manto protector de su primo. Otro dicen que esto es apenas el principio de las acusaciones que se le acumularán a partir de su detención en el estado de Jalisco.

Lo cierto es que cada vez son más los ex mandatarios que son alcanzados directamente o vía sus más cercanos colaboradores, que han tenido que ir a parar con sus huesos a la prisión, a dormir en camas de piedra.

“De piedra ha de ser la cama, de piedra la cabecera…”