El pitcher cerrador
Julián Parra Ibarra
Con una precisión impresionante, se dieron uno a uno los pasos para que Miguel Ángel Riquelme Solís cerrara su etapa como alcalde de Torreón, e iniciara el camino para alcanzar la candidatura de su partido, el PRI, rumbo a la gubernatura del Estado, que estará en juego el 4 de junio próximo.
Un día antes de la rendición de su Tercer Informe de Gobierno, el gobernador Rubén Moreira ya había dejado claro que no estaría en Torreón al momento en que Riquelme anunciara la presentación de su solicitud de licencia porque, dijo, a Miguel le habían ganado la invitación, le había llegado primero de la de Sierra Mojada, municipio coahuilense a donde el mandatario acudió al informe del alcalde de uno de los municipios más lejanos, descuidados y abandonados de la entidad.
De tal forma que cuando Riquelme Solís llegó al Teatro Nazas, el escenario de su Tercer –y último- Informe de Gobierno, acompañado sólo por Jesús Ochoa, todos los comentarios quedaron acallados –que era un gesto de desprecio del Gobernador; que así lo había decidido para evitar mandar el mensaje de ‘dados cargados’ al resto de los aspirantes a la candidatura priista a la gubernatura-.
Lleno a reventar el recinto, con una impresionante cobertura periodística –solo comparado con una toma de posesión o informe de un gobernador-, con la presencia de medios de todo el estado, vinieron compañeros de Piedras Negras, de Ciudad Acuña, de Monclova, de Frontera y no se diga de Saltillo, la capital, y la ciudad anfitriona, Torreón.
Más allá de lo que Riquelme Solís pudiera presentar en su informe, el principal interés de los medios de comunicación, de políticos y de empresarios, era ver si como se esperaba, que el (en esos momentos todavía) alcalde de Torreón, anunciara que dejaría la alcaldía para ir en pos de la gubernatura del Estado. Y sucedió, aunque ya en varios pasajes del Informe deslizó la posibilidad, hacia el final anuncio que esa misma mañana en la Sesión de Cabildo, había presentado una solicitud para separarse del cargo
para ir en busca de la candidatura de su partido al Gobierno estatal, y cerró con la consigna: Quiero ser gobernador de Coahuila.
“Gobernador, gobernador, gobernador”, fue el grito que se escuchó en el Teatro Nazas. Para concretar el protocolo, solicitó al Cabildo la realización de una sesión extraordinaria para abordar el asunto y, tal y como estaba programado, esto sucedió este jueves por la mañana donde –obviamente-, fue aprobada la solicitud. Este sábado de acuerdo con el ‘script’ se lanza la convocatoria y finalmente se conocen las bases para la contienda interna priista, y el próximo martes sesionará el Congreso para decretar quién será el alcalde interino por lo que resta de la administración –hasta diciembre de 2017-, y todo está preparado para que se anuncie el nombre de Jorge Luis Morán Delgado. Mientras, el primer regidor Miguel Mery Ayup, queda como responsable del despacho del alcalde.
Toda esta serie de hechos concatenados, forman el trampolín desde el cual Miguel Riquelme se lanzará en busca de la gubernatura de Coahuila.
Atrás quedará la administración municipal que –lo hemos dicho en varias ocasiones en este mismo espacio- es como un juego de beisbol: sale del montículo el pitcher abridor y que además lo hace cerrando ocho entradas con un juego perfecto; pero toda esa belleza no puede considerarse como joya porque el relevista tiene que salir a sacar los tres últimos outs del partido, y de eso depende que el abridor se acredite la victoria y el relevista un salvamento.
Por el bien de Torreón y de Coahuila, ojalá que Jorge Luis Morán Delgado resulte un buen alcalde en el cierre de la administración porque, en el mismo informe Miguel Riquelme lo mencionó, otras entidades que habían recuperado la paz, están volviendo a verse envueltos por la violencia porque se descuidó el tema de la seguridad, por ello deberá mantener mano fuerte no solo para conservar los índices de seguridad logrados, sino mejorarlos.
Jorge Luis Morán es un tipo serio, institucional, trabajador, sensible e inteligente, por eso existe la confianza de que cierre bien la administración, cuestión de aplicarse. Que no resulte el pitcher relevista como el que a nivel estatal nos tocó la última ocasión que un mandatario dejó el cargo el último año de su administración y ya vimos lo que sucedió: echó a perder el partido perfecto que se llevaba lanzado hasta la octava entrada.
Ah por cierto, Miguel no es el primero, sino el tercer alcalde torreonense que no termina su administración –al menos en los tiempos modernos-. Ya antes solicitaron licencia Mariano López Mercado (obligado), y le cerró Salvador Jalife; luego dejó el cargo Salomón Juan Marcos Issa, y su cerrador fue Javier Garza de la Garza. Nomás para el anecdotario.