Inicio > Coahuila > A LA BÁSCULA

A LA BÁSCULA

Que no se meta a la cocina

Julián Parra Ibarra

Decían los antiguos que ‘al que no le guste el calor, que no se meta a la cocina’, en alusión a que si había algo que a una persona le desagradaba, no tuviera cercanía a ese ‘algo’, y esto viene a colación por la comezón generada en la delgada y delicada piel de Yezka Garza, la titular de la Procuraduría de los Niños, Niñas y la Familia (Pronnif) en Coahuila, tras la columna escrita por nuestra compañera Jessica Rosales y que se publica en este mismo medio, titulada ‘No te rindas Ángela’.

En su escrito, la periodista denunció la presunta intromisión de la titular de la Pronnif para favorecer a una de las partes en un juicio de divorcio, y darle la custodia del hijo menor a los abuelos paternos, situación de la que Ángela, la madre del niño, se enteró hasta que éste ya no regresó a casa luego del tiempo acordado con el juez de la causa, para la convivencia padre-hijo.

Como suele suceder en muchos de estos casos, las personas aludidas solicitan su derecho de réplica para argumentar y documentar –como dirían los abogados-, lo que a sus intereses convenga. Así, Jessica respondió sin ambages la llamada de la titular de la Pronnif, quien le soltó a boca de jarro: “¿Quién te crees tú para opinar sobre este caso y desacreditar a la Proniff?”.

Hace muchos, pero muchos años que en este país dejó de haber temas tabú y, que yo recuerde de las últimas figuras que en México eran ‘intocables’ fueron la del Presidente de la República, el Ejército, y la Virgencita de Guadalupe. Hoy todos los temas y todas las figuras son cuestionables.

Este mundo, este país y este estado son otros en relación quizá a todavía una década atrás. Hoy todo mundo estamos metidos en una caja de cristal, incluidos los medios de comunicación que durante mucho tiempo también fueron considerados –y se consideraban a sí mismos como intocables-, con mayor razón los funcionarios públicos de cualquier nivel comenzando por el Presidente de la República.

¿Quién es Jessica Rosales para opinar sobre este caso y –en la opinión de Yezka Garza- desacreditar a la Pronnif? Una ciudadana inteligente, pensante, cuestionadora, crítica que decide hacer uso de los derechos que le otorga la Constitución, así de simple. Independientemente de la actividad a la que se dedique, tiene todo el derecho de cuestionar a las instituciones que –junto con los funcionarios- se mantienen gracias al pago de los impuestos que ella como muchos coahuilenses, muchos mexicanos, pagamos religiosamente a Lolita.

¿Se imagina a Aurelio Nuño reclamándole a la niña que le enseñó la pronunciación correcta de la palabra leer? Que tras la corrección le hubiera espetado “¿Y tú quién eres para corregirme y desacreditarme como secretario de Educación, si apenas eres una niña de primaria?” ¿Y quiénes son los ciudadanos mexicanos –independientemente de la actividad a la que se dediquen, sean o no periodistas- que opinan y cuestionan las acciones que realiza como presidente de México, Enrique Peña Nieto?

¿Y quiénes son los habitantes del estado de Veracruz para opinar –y peor, a cuestionar- sobre el periodo de Javier Duarte, y ‘desacreditarlo’ como gobernador de aquél precioso Estado? ¿Y quiénes son los millones de mexicanos que opinan –y cuestionan- una elección de un país que no es el suyo ‘desacreditando’ al próximo presidente de la nación más poderosa del mundo?

Son ciudadanos con todos los derechos vigentes, ciudadanos pensantes, inteligentes, críticos, como lo es Jessica Rosales y eso, Yezka Garza, es suficiente para opinar de éste y de cualquier otro caso. Y si en tu calidad de funcionaria considerabas que se había dado un exceso, en esa llamada debiste haber solicitado tu legítimo derecho de réplica para –como dicen los abogados hoy en día- ‘desvanecer’ los señalamientos, pero siempre documentando cada una de las precisiones que se quisieran hacer.

Finalmente ese intento de intimidación, generó una reacción totalmente adversa a la que pretendía, de acallar a la periodista. El efecto fue totalmente contrario porque hubo cualquier cantidad de manifestaciones de apoyo y solidaridad a nuestra compañera, provenientes desde los más diversos gremios, incluyendo organizaciones de periodistas.

Por eso nuestra insistencia de que al que no le guste el calor, que no se meta a la cocina. Y si no nos gusta estar bajo el escrutinio de la sociedad, de los medios, lo mejor es alejarse de la función pública, porque en este como en muchos casos que no se camine con la rectitud que se debe, siempre habrá algún ángulo desde el que se aprecie y se denuncie. Porque hoy, todos estamos metidos en una caja de cristal, todos sometidos al escrutinio de la sociedad, al cuestionamiento, a la crítica. Por fortuna.