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A LA BÁSCULA

Aguas con el agua

Julián Parra Ibarra

De manera caprichosa, veleidosa, podríamos decir que ha venido siendo la actitud de la naturaleza en los años recientes, producto del cambio climático provocado por el calentamiento global, aunque muchos sigan creyendo e insistiendo que éste es un mito y que los vaivenes climatológicos de nuestro planeta forman parte de los ciclos de la vida.

Ciertamente hay periodos cíclicos que, por ejemplo en la Comarca Lagunera, eran casi siempre de largos periodos de sequía, y luego nos llegaba el ciclo de los años llovedores. Unos y otros hasta parecía que estaban calendarizados.

Sin embargo recientemente –y esto no es propio de nuestra región, sino que ocurre en todo el planeta-, los ciclos se han alterado, los comportamientos climáticos se puede decir que son hasta impredecibles, ahora los fenómenos meteorológicos son más violentos y su virulencia se presenta cada vez con menos tiempo entre uno y otro y sus periodos de duración son más prolongados.

Siendo como lo ha sido históricamente una región con una vocación primordialmente agrícola, los ciclos aquí están marcados por largos periodos de sequía y luego la llegada de años llovedores que permitía el llenado de las presas de la Cuencas del Nazas, la Lázaro Cárdenas y la Francisco Zarco, y cuando esto sucedía, se daba el desfogue del agua almacenada, al lecho del río Nazas. Así sucedió en los años recientes, en 1968, en 1991-92 (el agua duró corriendo por el lecho durante seis meses, de agosto a febrero), luego ocurrió en el 2008 y se repitió en 2010 apenas dos años después.

En este 2016, la cuenca media del Nazas empezó a registrar precipitaciones extraordinarias que llevaron a que la llamada presa ‘chica’, la Francisco Zarco, reguladora, derivadora, empezara a incrementar su nivel de almacenaje. Cuando llegó al 90 por ciento de su capacidad, las autoridades de la Comisión Nacional del Agua activaron sus protocolos de seguridad, que indican que al llegar a esos niveles, debe de empezar a desfogarse agua de manera programada, controlada.

Entonces de acuerdo con las autoridades locales, se acordó el desfogue inicial de 50 metros cúbicos por segundo y que su paso por la zona urbana de La Laguna sería de entre siete y 10 días, pero además el líquido sería conducido por la red de canales, Sacramento y Santa Rosa-Tlahualilo. El lunes 22 de agosto se anunció que se incrementaría el gasto a los 100 metros cúbicos por segundo, 65 de los cuales serían conducidos por el cauce del río y el resto por los canales de riego.

El viernes 26 el anuncio fue que se reduciría nuevamente a 50 metros cúbicos por segundo, pero el lunes pasado -29 de agosto- se anunció que se volvería a los 100 metros cúbicos porque se seguían captando importantes volúmenes en la cuenca media, pero la preocupación creció, porque también en la cuenca alta se registraron altas captaciones. Este miércoles 31 de agosto se anunció que la derivación de la presa Zarco se incrementaba de los 100 a los 250 metros cúbicos por segundo, lo que ya empezó a preocupar a las autoridades.

Pero la mañana de este jueves 1 de septiembre, nos desayunamos con la noticia de que de los 250 se ‘brincó’ a los 500 metros cúbicos por segundo, lo que debe encender los focos amarillos, sobre todo porque la presa ‘grande’, la Lázaro Cárdenas conocida también como ‘El Palmito’ amaneció con 2 millones 485 mil 600 metros cúbicos, es decir, 92 por ciento de su capacidad de almacenaje; y la ‘chica’, la Francisco Zarco o ‘Las Tórtolas’ amaneció este jueves con 310 millones 772 mil metros cúbicos, que en términos reales significa que está al 100 por ciento de su capacidad.

Para darnos una idea de lo que esto significa, en la avenida de 1968 –la conocida como la histórica por los alcances de los daños que provocó-, se liberaron mil 806 metros cúbicos por segundo al cauce del río, proveniente de ambas presas; en 1991-92 corrieron hasta 450 metros cúbicos por segundo. En 2008 se liberaron 350 metros cúbicos por segundo, y en 2010 fueron 150 metros cúbicos por segundo.

El detalle –sin la menor intención de provocar alarma-, es el que el pronóstico es que durante todo septiembre y muy probablemente parte de octubre, serán intensamente llovedores y si eso ocurre en las cuencas media y alta del Nazas, el volumen liberado podría irse incrementando, y

prolongándose además el periodo en el que los laguneros podamos ver en actividad intensa a nuestro Padre Nazas, con todo lo bueno y lo malo que eso signifique.

Lo bueno es la recarga de los tan castigados mantos freáticos de nuestra región. Lo malo son las abras y hundimientos que se están replicando cada vez en más puntos de la región, los daños en la infraestructura urbana, sobre todo de los puentes que están sobre el cauce del río, y las construcciones que haya sobre éste. Cuidado, no desestimemos ni subestimemos la fuerza de la naturaleza, del agua, del río, de nuestro río, de nuestro Padre Nazas.