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A LA BÁSCULA

Los amigos del Presidente

Julián Parra Ibarra

Todavía como gobernador del Estado de México, alrededor de Enrique Peña Nieto se fue construyendo una estructura desde la cual se proyectaría su candidatura para llevarlo a la presidencia de la República, objetivo que finalmente con todos sus asegunes, se logró.

Con varios de los que en esos momentos eran gobernadores en sus Estados, se establecieron compromisos para apuntalar la campaña presidencial, y de esa manera se crearon y fueron generando compromisos, primero para superar la competencia hacia el interior de su propio partido, y enseguida para alcanzar el suficiente posicionamiento que le permitiera alcanzar los votos necesarios para lograr el regreso del PRI a Los Pinos.

Con el paso del tiempo de una cosa no me queda la menor duda: que la palabra empeñada de Peña Nieto fue honrada conforme a los compromisos establecidos, al precio que fuera. Así ha sido pero con un altísimo costo político para él mismo, para su partido, pero también para el propio país, y específicamente para las entidades con cuyos gobernadores estableció acuerdos y compromisos.

Pero los amigos que ayudaron a ex mandatario mexiquense a llegar a la Presidencia, no lo fueron en la realidad, porque se cobraron la factura a precios de usura: adquirieron una patente de corso, un escudo de impunidad para poder hacer y deshacer a su antojo en sus entidades, con las finanzas públicas, con los derechos humanos, con el endeudamiento, sin ser alcanzados de ninguna manera.

Esa generación de jóvenes políticos a los que tanto elogió en su momento Peña Nieto, forman parte del equipo de amigos que le ayudaron a apuntalar la campaña presidencial, pero que hoy, al paso del tiempo se han convertido en un verdadero dolor de cabeza.

Son de las figuras, cuyo desempeño como mandatarios, influyeron enormemente en la derrota electoral de las elecciones de junio pasado, y al mismo tiempo han contribuido a nivel local para el desplome de la figura del Presidente en las simpatías y reconocimiento de la gente, al grado que ha alcanzado los niveles más bajos para un presidente, desde que se hacen este tipo de mediciones.

Los Duartes, César el de Chihuahua y Javier el de Veracruz, Egidio Torre en Tamaulipas y Jorge Herrera Caldera en Durango –además de algunos ex como Rodrigo Medina en Nuevo León o ‘el innombrable’ en Coahuila- son algunos de los amigos del Presidente en los que confió y les dio toda la facilidad para que designaran a los candidatos de quienes, se supone, les sucederían en el cargo.

Los dos primeros sobre todo, al igual que el quintanarroense Roberto Borge, además de perder las gubernaturas de sus respectivos estados, enfrentan un proceso para ser expulsados de su partido por los abusos cometidos durante sus administraciones en sus respectivos estados, pero además ya fueron sentenciados en los juicios populares mediante los juicios que en su contra enderezaron los ciudadanos.

En su momento con cada uno de ellos fue cumpliendo su ´palabra empeñada, pero parece ser que con todos ha quedado ya la deuda saldada, por lo que en lo sucesivo, ya cada uno de ellos se va a tener que rascar con sus propias uñas.

Hay otros ‘amigos’ del Presidente con los que parece que también se saldaron los compromisos de la campaña presidencial, como Jesús Murillo Karam, o como el –todavía- titular de la Conade, Alfredo Castillo, a quien deberán destituir del cargo una vez que informe detalladamente quizá no el papel de los atletas mexicanos en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro porque quizá a muchos de ellos ni siquiera de nombre los conozca, pero sí por su actitud, por el papel qué el mismo tuvo y la incontinencia verbal que mostró para intentar salvarse de la quema.

Enrique Peña Nieto supo honrar ante sus amigos la palabra empeñada durante la construcción de su candidatura y la llegada a la Presidencia de la República, pero lo ha hecho a un costo altísimo, insisto, para él mismo, para

su partido, pero también para el país y más para las entidades gobernadas por quienes le ayudaron a conseguir el sueño de lograr el regreso del PRI a Los Pinos.