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A LA BÁSCULA

Pueblo ilusionado

Julián Parra Ibarra

En un artículo publicado hace una semana en el portal de noticias ‘Animal Político’, que dirige el periodista Daniel Moreno, Saúl Torres Vázquez escribió a propósito de las elecciones del pasado 5 de junio, su deseo de que la alternancia que se logró en varias entidades del país, no vuelva a ser una reedición de la desilusión nacional que se dio en el año 2000 en nuestro país, cuando Vicente Fox llegó a la presidencia de la República.

Torres Vázquez menciona que Fox incumplió su promesa de procesar a los políticos del viejo régimen, y que tras 16 años de transición democrática quedó demostrado que no basta con sacar al PRI de los palacios de gobierno de los estados y los municipios, y quedó demostrado que los problemas de corrupción, impunidad y falta de políticas públicas son endémicas del sistema político mexicano, y no propiedad de un solo partido.

En ese sentido, en el estado de Durango los ciudadanos vivieron con gran ilusión el proceso electoral, y encontraron en la figura de José Rosas Aispuro Torres la única alternativa con posibilidades reales con el que se podría probar por primera ocasión la alternancia, hartos de sucesivos gobiernos que han venido sumiendo a la entidad en un rezago que tiene marcado a su estado como el más pobre del norte del país, y que se agudizó en la administración que está por terminar, en la que se tuvo uno de los más bajos niveles de crecimiento de todo el país, en la que se duplicó el monto de la deuda pública y en la que 56.2 por ciento de su población económicamente activa fue a parar a la informalidad.

Los temas de la falta de inversión con su consecuente generación de empleos, así como la inseguridad pública en la que estuvo sumida la entidad sin que en ambos casos pareciera importarle mucho al (todavía) gobernador Jorge Herrera Caldera, se empezaron a convertir en una bola de nieve ante la insensibilidad mostrada por la administración estatal. La cereza en el pastel fue imponer la candidatura de Esteban Villegas Villarreal por encima del

deseo de los duranguenses que deseaban que su gobernadora fuera Leticia Herrera.

Conforme fueron avanzando las campañas, los ciudadanos se fueron ilusionando con la posibilidad de castigar a quienes ignoraron al pueblo, y más cuando el candidato opositor anunció que sin que se tratara de una ‘cacería de brujas’, su administración revisaría minuciosamente las condiciones en las que va a recibir la administración pública y que quienes hayan incurrido en algún delito en el manejo de los recursos de los duranguenses, habrían de ir a parar a la cárcel.

En ese mismo sentido en el municipio de Gómez Palacio, se pronunció Lety Herrera Ale, quien fue un poco más al sostener que la ley le permite auditar hasta siete años atrás, es decir dos administraciones más el último año de la tercera, y que si encuentra pruebas de que los dineros del pueblo fueron malversados, quienes lo hayan hecho irán a parar con sus huesos a la prisión.

Si bien ambos han dicho que no se trata de vendettas, de venganzas políticas, los ciudadanos están a la espera de que, en efecto, quienes le fallaron al pueblo durante el ejercicio de su función pública, tengan que pagar por ello. La gente está ilusionada de que se trabajará en el sentido de combatir la corrupción y la impunidad, porque de que se dieron y en exceso, se dieron.

Ambos, el próximo gobernador de Durango, y la próxima alcaldesa de Gómez Palacio, tienen un gran compromiso con los ciudadanos. La gente confía en ellos, se ilusionaron desde las campañas electorales, y espera empezar a ver resultados, si bien se entiende que no llegan con una varita mágica o que por decreto vayan a acabar con todos los males que aquejan a la sociedad duranguense en general, y gomezpalatina en particular.

Que no sea la inauguración de la alternancia en Durango, como escribió Saúl Torres Vázquez, una reedición de la desilusión nacional del año 2000. Más allá de los colores que representan uno y otro, entre los próximos gobiernos estatal y municipal deberá sacarse provecho a las mayores coincidencias que divergencias que pudieran existir entre ambos para alcanzar las metas y los compromisos adquiridos durante las campañas.

El pueblo está ilusionado. El compromiso es grande.