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A LA BÁSCULA

Los resbalones

Julián Parra Ibarra

A partir de aproximadamente una década, en nuestro país se empezaron a experimentar cambios en la forma de comunicación en la política, y la forma en que los mensajes se hacen llegar a los receptores que se pretenden. Quizá fue a partir de la campaña presidencial de 2006, cuando los políticos empezaron a echar mano de las innovaciones tecnológicas de las que disponían en ese momento.

El correo electrónico y el Messenger fue de los primeros vehículos que se empezaron a utilizar para hacer llegar masivamente mensajes a los ciudadanos. En el ámbito de la política quizá uno de los primeros que lo explotó fue Felipe Calderón, para tratar de vender la idea de que Andrés Manuel López Obrador era ‘un peligro para México’.

Seis años más tarde, el uso intensivo de las redes sociales se convirtió en el medio predilecto para hacer llegar masivamente mensajes, además de manera instantánea, y los jóvenes con esas herramientas incluso rebasaron a los medios tradicionales con su inmediatez para difundir sus mensajes, y éstos se vieron obligados a cambiar sus esquemas con los cuales se ofrecía tradicionalmente la información.

La primera gran explosión de los jóvenes en el uso de las redes fue aquella famosa visita del entonces candidato del PRI a la presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, que desató la protesta de los jóvenes a través del twitter y la generación del movimiento #YoSoy132.

Durante ese mismo periodo, palabras y/o acciones lanzadas por políticos de diferentes partidos, cambiaron de manera instantánea la percepción de los ciudadanos y con ello incluso su preferencia electoral. Tal vez de las más emblemáticas fueron aquellas de Andrés Manuel López Obrador de ‘Cállate chachalaca’, dirigida al entonces presidente Vicente Fox Quesada, y la de ‘Al diablo con las instituciones’.

En 2009 un insensible y errático manejo de la crisis tras el incendio en la Guardería ABC el 5 de junio de 2009, generó gran irritación de los sonorenses que la descargaron en las urnas un mes después –el 5 de julio-, para mostrar su repudio al entonces gobernador priista Eduardo Bourns Castelo y al candidato de su partido, Alfonso Elías Serrano. A los ciudadanos

de aquél estado al cabo les salió más caro el caldo que las albóndigas con el panista Guillermo Padrés Elías, pero en el momento, fue la manera que encontraron de descargar su furia.

La combinación de los yerros con el uso de las redes sociales trae impactos todavía más demoledores.

En las actuales campañas que se realizan en Durango –y que finalizan la próxima semana-, la anterior fue una llamada ‘Semana negra’ para el abanderado priista, Esteban Villegas Villarreal, quien fue exhibido en redes sociales con audios y videos, el de su irrupción en el estudio del Canal 12 cuando era entrevistado su adversario político, José Rosas Aispuro Torres; el de sus comentarios despectivos hacia el empresariado de La Laguna; y el de la presunta volada de que atraería a la entidad una armadora de autos que generaría 70 mil empleos. Tuvo sus resbalones pues.

Enfrente, se suponía que tras el escenario, se irían con ‘pies de plomo’ para no incurrir en deslices, exabruptos o resbalones para transitar tranquilos la recta final de las campañas.

Sin embargo este jueves, aunque no se ha aclarado ni la autoría intelectual ni la material, la aparición de una enorme tamaño en el edificio ubicado en el bulevar Alemán y la avenida Mina promoviendo el ‘voto cruzado’ con las imágenes del candidato panista a la gubernatura, José Rosas Aispuro; y de la candidata del PRI a la alcaldía gomezpalatina, Leticia Herrera Ale, despertó la ira y el enojo de ésta última, que fue de inmediato arropada por el líder priista en el Municipio, Juan Ávalos Méndez.

En conferencia de prensa, Lety repudió el uso de su imagen para promover el voto cruzado y la imagen de un candidato que ni es de su partido, ni hay comunión con él, y que además va contra lo que ella misma le ha solicitado a la gente a lo largo de su campaña. Se dijo ofendida y lastimada.

Mostrando todo su enojo y se refirió sin decir su nombre, a José Rosas Aispuro como un traidor: Yo a los traidores no los perdono y no voy con traidores.

Prometió que actuará legalmente y llegar hasta las últimas consecuencias en contra de la persona que ordenó la fabricación de la gigantesca manta, con la empresa que la hizo, con la persona que pagó la manta, “hasta donde se echen los voy a seguir, porque a mí no me vuelve a difamar nadie ni se vuelve a utilizar mi imagen para hacerse propaganda a mis costillas”, sentenció.

Las elecciones son ya en una semana, y el domingo 5 de junio se podrá ver a quién la costaron más caro los resbalones de la campaña. Un instante, una acción o un discurso, sobre todo en competencias tan cerradas como esta, puede cambiar el ánimo de los electores y el sentido en el que tenía pensado orientar su voto.