lunes, diciembre 2, 2024
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A LA BASCÚLA

Adiós Don Carlos

Con mucho cariño y solidaridad para Doña Vilma Ale de Herrera, para Ernesto, Leticia, Carlos Manuel Herrera Ale, y para todos los demás integrantes de la familia

Julián Parra Ibarra

Como si ya presintiera que estaba muy cerca el momento de ir al reencuentro con el Padre Bueno, el 22 de enero, fecha en que su hija Leticia Herrera Ale se registró en el Comité Municipal del PRI en Gómez Palacio para contender por segunda vez por la alcaldía de su municipio, don Carlos Herrera Araluce se despidió del pueblo, de su gente.

Frente a las muestras de apoyo y cariño mostrados por los gomezpalatinos hacia la familia Herrera, principalmente hacia él y a su hija Lety, don Carlos, de pronto dijo como parte de su mensaje de agradecimiento al apoyo brindado hacia su hija: “Pronto ya no estaré con ustedes, pero de allá –dijo apuntando hacia el cielo-, “o de allá”-añadió señalando hacia abajo -, “voy a seguir viendo por ustedes. En donde esté, me la voy a seguir partiendo por los gomezpalatinos”.
Un par de días después, es decir, el 24 de enero, Don Carlos celebró su 80 aniversario, aunque el festejo fue unos días después, en el que departió con todos sus invitados, bromista, franco, malhablado como fue siempre.
No sé si por esos días ya había muestras de un problema bronquial que se le presentó producto del hábito y del amor que siempre tuvo hacia el trabajo, como que proveniente de la cultura del esfuerzo. Personalmente fue a supervisar de madrugada la producción en sus ranchos, en los días en que en La Laguna amanecimos con temperaturas cercanas a los cero grados, y por las áreas de sus establos, seguro era bajo cero.
Ahí, ‘pescó’ un problema bronquial que finalmente le llevó a hospitalizarse, pero al ingresar al Sanatorio Español le encontraron con que lo más importante en ese momento no eran los bronquios, sino atenderle una arteria que estaba muy obstruida. Le operaron y en apariencia la cirugía fue exitosa, pero con el paso de los días, las cosas se complicaron hasta que este miércoles perdió la lucha por mantenerse con vida.
En diciembre pasado justo el día de la noche buena, a través de uno de sus más cercanos colaboradores, Sergio Uribe Rodríguez, les envié a Don Carlos y la entonces senadora en funciones, Leticia Herrera, un saludo navideño y mis mejores deseos. El lunes 28 Sergio me regresó la llamada para decirme que había pasado mis saludos como se lo había solicitado. Agradecí el favor.
Sergio, sin embargo me dijo, “pero dice Don Carlos que por qué le mandas los saludos, que por qué no se los das personalmente, que cuando puedes ir a visitarlo a su oficina”. Un poco alejado de la vida pública, me sorprendió la invitación, pero la agradecí y, por supuesto, la acepté.
El martes 29 de diciembre, me recibió en la sala contigua a su oficina. Me saludó efusivamente y platicamos no por un periodo largo, pero creo que sí sustantivo. Intercambiamos puntos de vista respecto de la vida política regional y del estado de Durango, una vez definida la candidatura de Esteban Villegas como candidato del PRI a la gubernatura del Estado. Se refirió a él como una buena persona. “Es un buen muchacho”, me dijo.
Lo que me recibí como un elogio, me dijo que le gustaba mucho la revista Metrópolis que dirijo, y que en el futuro corto le gustaría verla con mayor contenido y mayor circulación en el lado de Durango, de La Laguna duranguense.
Platicamos de algunos planes para la revista, los cuales ya no alcanzamos a concretar, porque el inicio de año fue para mí complicado en cuanto a salud se refiere y cuando yo estaba saliendo, fue que a él se le empezó a complicar la situación. Ya no alcanzamos a sostener esa segunda reunión y plática acordada.
Al momento de su partida, me quedo con la figura del Don Carlos con el cuál platiqué en diciembre, porque el del día del registro de Lety para buscar la candidatura a la alcaldía de Gómez Palacio ya me dejó algunas dudas. Durante varios días sus palabras me taladraron la cabeza ¿Fue una despedida? ¿Por qué lo hizo? ¿Presentía algo que a nadie le comentó? ¿O fue simplemente con el sello característico que siempre le distinguió de tener el control de las cosas y quiso usarlo al momento de su partida? Es decir ¿él decidió en qué momento quería irse? Después de dejar a Lety con la candidatura en la bolsa, comprobando el cariño de su gente, después de celebrar sus 80 años.
Vaya usted a saber, pero a quienes lo llegamos a tratar, por su franqueza, por su carácter recio pero de hombre agradecido con la vida, con su pueblo y con quienes le tendieron la mano. La ausencia de don Carlos nos ha dejado una profunda huella. Gómez Palacio –y Durango mismo- van a ser uno antes y otro después de Don Carlos.
Un abrazo hasta el cielo Don Carlos, que el camino del reencuentro con el creador esté lleno de luz y de paz. Y sí, ahí le encargamos, que desde allá se la siga partiendo por los gomezpalatinos, por los laguneros.laotraplana@gmail.com
@JulianParraIba