¿Ya se va el Procurador?
Julián Parra Ibarra
En menos de una semana, a Homero Ramos Gloria, Procurador General de Justicia de Coahuila, se le vino la noche encima por asumir posturas irresponsables en temas sumamente delicados.
A principios de semana, Ramos Gloria, un tipo habitualmente prudente, ecuánime y responsable –lo había sido primero como presidente del Instituto Electoral de Coahuila, y posteriormente como secretario de Gobierno de Coahuila-, se fue de la boca frente a un reportero del semanario Proceso, a quien sin mayor recato le dijo que los cuatro jóvenes estudiantes de la Universidad Autónoma de Coahuila desaparecidos la semana previa en Monclova, ya estaban muertos.
Según lo consignó la columna Acontecer en El Heraldo de Saltillo y el diario digital La Otra Plana, el Procurador coahuilense intentó enseguida, sin éxito, frenar la información para que no se publicara, porque los familiares de los jóvenes aún no estaban enterados del deceso. Hasta después de meter la pata se dio cuenta de la inconveniencia e insensibilidad de que la familia se enterara primero a través de los medios antes que por la autoridad que llevaba, se supone, la investigación del caso.
“Esta pifia de Homero –mencionó la columna Acontecer-, no cayó nada bien en las alturas. Seguramente habrá consecuencias, aunque no sabemos de qué magnitud”.
No bien terminaba de pasar ese trago amargo, y otra vez volvió a meterse en honduras, cuando tras la localización de dos cuerpos desmembrados, la madrugada del miércoles en Saltillo, esa misma noche, la dependencia a su cargo emitió un comunicado para informar que la Procuraduría había localizado a los familiares de las víctimas, y por tanto ambos estaban ya plenamente identificados.
Se trataba de Daniel Alejandro Martínez Bazaldúa de 22 años de edad y Julián Alejandro Zamora Gracia de 23 años. El primero de ellos, decía el comunicado, “se desempeñaba desde hace aproximadamente un mes como fotógrafo de la sección de sociales del periódico Vanguardia, anteriormente organizaba viajes especiales de turismo; desde el pasado 23 de abril dejó de tener contacto con sus familiares”.
De Julián Alejandro Zamora Gracia, mencionó el documento, “según información proporcionada por sus familiares, estudiaba ingeniería plástica en la Universidad Autónoma del Noreste (UANE) y realizaba prácticas profesionales en una empresa de Ramos Arizpe, dejaron de tener contacto con él, el día 23 de abril”.
“Junto a los cuerpos -subraya el comunicado-, había dos mensajes que hacen alusión directa a que ambas personas habían pertenecido y desertado a una organización criminal”.
Sin ninguna prueba que pudiera demostrar lo que con tanta seguridad se afirma en el escrito, y con la investigación apenas iniciada, la dependencia, concluyente, vinculó a los dos jóvenes con grupos delictivos.
La andanada de yerros no paró ahí, sino que por la presión mediática, principalmente del diario al que perteneció una de las víctimas, el Procurador convocó a una rueda de prensa para aclarar las cosas. Mejor no lo hubiera hecho, porque sus declaraciones resultaron aún más irresponsables que el comunicado. Mientras más hablaba, más se enredaba en su propia lengua.
Frente a los reporteros de la capital del estado, Ramos Gloria ratificó lo que se suponía que iba a aclarar; que de acuerdo con lo que llevaban de la investigación, “sí dan dos factores importantes: primero, que sí tenían relación de alguna manera con este grupo (delincuencial), en alguna actividad; y, dan positivo toxicológico, uno de ellos, y la referencias en declaraciones a los dos en el uso de tóxicos”.
Increíblemente, Homero Ramos llegó a la rueda de prensa sin la información básica, pensando quizá que iba a ser fácil jugarle el dedo en la boca a los reporteros ¿Quién da positivo al toxicológico?, fue la siguiente pregunta: “Pues no lo tengo en este momento, pero uno de los dos”, fue su respuesta, y esas son de las preguntas de lógica que les ponen a los niños en primaria: si hay dos personas y a una se le detectó presencia de tóxicos, obvio que es uno de los dos, y por lógica, si no es uno, es el otro. Elemental mi querido Watson.
¿Confirmado que los dos estaban involucrados (con la delincuencia organizada)?, se le cuestionó. “Hasta ahorita las investigaciones así lo denotan, el involucramiento por declaraciones ministeriales que obran en el expediente” ¿Hay más indicios que hagan determinar a la Procuraduría de que había involucramiento, además de los mensajes? le inquirieron los reporteros. “Claro, por supuesto, las declaraciones de los familiares que ya estuvieron y obran en el cuerpo específico de la averiguación correspondiente y las indagatorias correspondientes de los cuerpos de la investigadora, que ya también están ahí”.
¿O sea que según Homero sus propios familiares los involucraron como integrantes de un grupo de la delincuencia organizada? ¿Por qué actuó tan oficioso para criminalizar a las víctimas y no investiga las imputaciones que le hacen a su delegada en la región Sureste?
Tras la presión de las organizaciones de periodistas nacionales y extranjeras, el tema se potenció, y ya tuvieron que salir, tanto el gobernador Rubén Moreira como el secretario de Gobierno, Armando Luna Canales, a intentar enmendarle la plana al Procurador. Ambos ofrecieron una disculpa por el manejo de la información. El ‘Jefe’ sobre todo se mostró en desacuerdo con el boletín emitido por la Procuraduría, subrayó que no se puede criminalizar a nadie y ordenó la profundización de la investigación.
Si la primera pifia de Ramos Gloria no cayó nada bien en las alturas, la segunda debió haber caído peor porque puso una vez más a Coahuila en el ojo del huracán en México y el Mundo con el tema de la violencia. Sobre todo tras el manejo poco pulcro que se le dio a este último tema, las consecuencias no se deben esperar. Y no se necesita ser un genio para imaginar lo que viene.