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A LA BÁSCULA

Los malditos penales

Por Julián Parra Ibarra

En el ámbito futbolístico, durante años se han considerado a los ‘malditos penales’ como el lado flaco de los futbolistas mexicanos, que siempre que han llegado a esas instancias en eventos de gran envergadura como una Campeonato Mundial, una Copa América, Juegos Olímpicos, Panamericanos o Centroamericanos, han sido causa para ‘morder el polvo’ y ser exhibidos de manera vergonzosa.

En otra acepción de las palabras, los ‘malditos penales’ también han hecho morder el polvo a más de un gobernante y ser exhibidos de manera vergonzosa sobre todo, y particularmente, en este sexenio en el que producto de la guerra contra el narco decretada por Felipe Calderón de manera unilateral al principio de su administración, provocó un incremento exponencial en la población penitenciaria de nuestro país.

El número de presos, sentenciados y procesados, se convirtieron en un factor determinante para la sobrepoblación de los 429 centros penitenciarios estatales y federales, existentes en el país hasta el cierre del año pasado, según cifras de la propia Secretaría de Seguridad Pública Federal, ofrecidos a finales del 2011 por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados.

Según el documento el total de espacios carcelarios de México era de 172 mil 418 , mientras que  en ese momento el número de personas internadas en las cárceles mexicanas era de 227 mil, es decir, casi 55 mil personas más que espacios, lo que habla de una sobrepoblación en la mayor parte de los penales, y los que se encontraban en mejores condiciones estaban al límite de su capacidad como ocurrió con el de Piedras Negras, que es el que dio la nota nacional e internacional apenas terminada la semana de las fiestas patrias.

La sobrepoblación de las cárceles en México, con una gran cantidad de reos del orden federal –muchos de ellos de alta peligrosidad- en los penales estatales, trajo además consigo la penetración, infiltración y hasta la toma de control e instalación de gobiernos paralelos a los formales al interior de los centros penitenciarios, que han provocado en muchos de ellos enfrentamientos entre grupos antagónicos, hasta ejecuciones y ajuste de cuentas de los grupos del crimen organizado, dentro de las mismas cárceles.

Entre 2006 y hasta la fuga de Piedras negras, un total de 705 internos lograron evadirse de los distintos penales del país. Sin embargo, de acuerdo con un informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitidos a finales de julio pasado, entre el 2011 y los primeros meses de este año, murieron un total de 278 reclusos en las cárceles mexicanas, en incidentes que van desde riñas, homicidios, intentos de fuga, ‘suicidios’ e incendios.

En el periodo documentado por la CNDH que fueron apenas 18 meses, la cifra de muertos es poco menos de la mitad de las fugas registradas en el sexenio calderonista. Los números, fríos y duros en ambos rubros, muertes y fugas en penales del país crecieron exponencialmente a raíz de la guerra, y como consecuencia de esta se dio la sobrepoblación primero y luego la filtración y penetración hasta que los grupos del crimen organizado tomaron el control de la mayor parte de los penales del país.

En el relación con el caso de Coahuila, Felipe Calderón escribió en su cuenta de twitter: “Deplorable la fuga del penal estatal de Piedras Negras. Debe corregirse la vulnerabilidad de instituciones de justicia estatales”.

Que me perdone el Presidente, pero las autoridades no están para deplorar, para lamentar, para rechazar ni la violencia, ni la muerte ni este tipo de hechos. Los gobiernos, las autoridades de cualquier nivel están para solucionar los problemas, no para lamentarlos o deplorarlos, eso nos corresponde a los ciudadanos. Los gobernantes son elegidos para dar soluciones.

Además, subraya que debe corregirse la vulnerabilidad de las instituciones de justicia estatales ¿Qué ésta no es parte también de su responsabilidad? ¿Qué no se supone que deba ser presidente de todos los mexicanos? ¿Qué Piedras Negras y Coahuila no forman parte de México, país al que (es un decir) gobierna Calderón?

Luego escribió: En los últimos 6 años se han fugado más de 1000 reos de los penales estatales. De los penales federales ninguno.

Sería el colmo si de los Ceferesos se fugaran, si son centros penitenciarios que han sido construidos o adaptados, justamente para albergar a reos de alta peligrosidad, su capacidad de albergue es muchísimo menor que los ceresos estatales y en ninguno permite que se llegue al límite de su capacidad, que cuentan con presupuestos generosos y están dotados con tecnología de punta para mantener un monitoreo y vigilancia las 24 horas del día, y cuyas puertas automatizadas se abren o se cierran remotamente desde el centro del país.

Y aun así, de un penal de alta seguridad, el de Puerta Grande, perdón Puente Grande, en Jalisco, el sexenio pasado se les fue -o lo dejaron ir-, el narcotraficante más buscado por el gobierno de los Estados Unidos: Joaquín Guzmán Loera ‘El Chapo’.

Bien lo describió Manuel Espino en el libro ‘De cuerpo entero’, Calderón es de los que primero derraman la basura para luego dar la apariencia de limpiar para que la gente crea que está trabajando, haciendo algo.

Primero saturó los penales de reos federales y ahora cuestiona lo que ocurre dentro de ellos, incurriendo en lo que tanto cuestionó de los gobiernos estatales cuando le decían que el narcotráfico era un delito federal; Calderón se paraba de pestañas por ello y se hartó de decir que esa era también responsabilidad de los estados y los municipios ¿Por qué entonces ahora se zafa y le avienta la pelotita a los estados? ¿Por qué no dice que su gobierno a través de su secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, estableció el compromiso que para el cierre de agosto pasado ya no habría un solo reo federal en las cárceles estatales y lo han incumplido?

Ahora que, esto no es una defensa de lo que ocurrió en Coahuila, porque lo sucedido alcanza la calificación de gravísimo, de vergonzoso por la forma como se ha detallado que ocurrieron los hechos. Aquí deberá haber un castigo ejemplar para todos quienes permitieron que las cosas se dieran como se dieron.

Si nuestro estado fue exhibido negativamente alrededor del mundo, Coahuila debe destacarse por castigos ejemplares, que sea ejemplo de que la impunidad no tiene cabida aquí, y que los traidores son tratados y castigados como lo que son. Ni más, pero tampoco menos.

 

jparrai@yahoo.com

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