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A LA BÁSCULA

Las nuevas formas de gobernar

Por Julián Parra Ibarra

Durante una reunión con los titulares de los otros poderes en el estado, el jueves pasado el Gobernador Rubén Moreira Valdez compartió la información de seguridad, que diariamente se le hace llegar de todo lo que acontece en el Estado, en un documento conocido como ‘parte’.

El titular del poder legislativo, el ex gobernador Eliseo Mendoza Berrueto –según lo narró ayer aquí en Torreón Rubén Moreira Valdez-, se quedó sorprendido por la nueva forma de gobernar y de la información sobre seguridad pública que el titular del ejecutivo tiene que manejar diariamente.

Mendoza Berrueto le habría dicho a Moreira Valdez que es increíble el volumen de la información que sobre el tema, recibe y tiene que tratar actualmente el Gobernador del Estado. En su momento, dijo, el Gobernador no abordaba ni el cinco por ciento al año, de lo que en materia de seguridad tiene ahora que procesar diariamente el mandatario estatal.

Esas son las formas de gobernar en estos tiempos, en la mayor parte de los estados de la República, y los nuevos retos a los que se tienen que enfrentar los gobiernos.

Antiguamente, las prioridades estaban en la introducción o ampliación de los servicios básicos; en la realización de determinada obra para satisfacer las necesidades, pero también para satisfacer el ego de los gobernantes al dejar grabado su nombre en enormes placas metálicas; quizá pavimentar calles, dotar de patrullas a los municipios y atraer empresas que generaran los empleos suficientes para satisfacer la demanda de los jóvenes que anualmente se incorporaban al mercado laboral.

La seguridad pública era un rubro que no distraía tanto ni la atención del Gobernador en turno, ni los recursos del erario.

Actualmente los papeles se han invertido porque la principal necesidad de la mayoría de los ciudadanos es la preservación de la seguridad pública y la protección de su vida y su patrimonio; quizá el empleo sigue estando en el segundo lugar, pero el tema de las obras y los servicios ya están un poquito más abajo en la lista de prioridades.

En el caso de Coahuila y del gobernador Rubén Moreira, son varios los molinos de viento a los que hay que combatir, y uno de ellos es indudablemente el tema de la deuda, que le dejó a la actual administración un margen demasiado estrecho para operar.

Según lo dijo ayer en Torreón el Gobernador, en el tema de la deuda se han logrado avances importantes, al grado que adelantó que en Coahuila ya no somos más el estado con más problemas.

En el tema de la seguridad pública, con decisiones que no son precisamente muy populares, más bien al contrario, se han ido dando pasos firmes para tratar de reconstruir el tejido social y devolver la paz y la tranquilidad a nuestros hijos y a nuestros nietos.

Una serie de instrumentos legales, herramientas para ir frenando el avance de la delincuencia organizada, se han ido creando o ampliando en esta administración.

Para evitar -o sancionar- el halconeo, para evitar la proliferación de los llamados minicasinos, que en términos más coloquiales son las ‘maquinitas’ en las que nuestros niños se gastan la mayoría de sus monedas e invierten la mayor parte de su tiempo, sin saber que con ello están apoyando una forma de financiamiento de los grupos delincuenciales.

Leyes que eviten la realización de peleas de perros y de gallos donde se corren apuestas y se corre el dinero sin control alguno, y con el cual se financian diversas formas de delitos con los que opera la delincuencia organizada. La Ley para la Regulación de la Venta y Consumo de Alcohol, que fue uno de los motivos de su estadía en Torreón, que busca evitar la venta desmedida de alcohol y a todas horas.

Esas, puede ser que no sean lo vistoso que resulta un puente o un edificio. Sin embargo, sientan las bases para la rehabilitación de nuestro tejido social. No se ven, pero van en busca de proteger lo más preciado que los ciudadanos tenemos, nuestra tranquilidad y la de nuestros hijos, y la vida nuestra y de los seres que más queremos.

Pero el Gobernador Moreira sabe que él podrá crear todas las herramientas y los instrumentos legales de que pueda disponer, pero si no cuenta con la participación de los diferentes sectores de la sociedad, de ‘Juan Pueblo’, su esfuerzo no puede rendir los frutos que se necesitan.

Es cierto cuando invoca el recuerdo de nuestros antepasados que en el caso de La Laguna ‘Vencimos al desierto’ y de manera general hicimos de Coahuila ‘El Estado Grande’. Nuestros padres y abuelos eran gente buena

Hay un mea culpa que nos alcanza a todos porque hubo permisibilidad de todos como sociedad, omisión o no que se convirtió en tierra fértil para el arribo de gente que vino a hacernos pedazos nuestro tejido social que hoy queremos recomponer o restaurar; o, quizá la sociedad en su conjunto no nos fuimos dando cuenta de que nos empezaban a invadir prácticas nocivas que terminaron por contaminarnos todo el cuerpo del estado, como cáncer que avanza lentamente casi sin dejar huella ni hacer ruido hasta que lo tiene todo invadido.

Esas son las nuevas formas de gobernar, por un lado crear y reforzar las herramientas legales para frenar el avance de la delincuencia organizada y, a través de las corporaciones policiacas, tratar de aminorar su impacto en la sociedad.

Paralelamente se ha tenido que trabajar intensamente en el fomento del deporte y la cultura, que durante mucho tiempo fueron vistos por muchos gobernantes como actividades recreativas solamente, y que hoy se tienen que convertir en ejes principales en esta lucha que tiene que ser integral para que pueda ir dando los resultados que la sociedad espera.

Este México nuestro es otro, ha cambiado radicalmente y la realidad ha llevado a los gobernantes a aprender –quizá con prueba y error-, las nuevas formas de gobernar.

jparrai@yahoo.com

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